
A pesar de las altas temperaturas, el pasado sábado 17 de febrero se realizó la fiesta-feria Atenea otra vez. Una tarde mágica que te ofrece muchos más beneficios que la venta de productos y artesanías realizada por gente de la zona. Es el reencuentro y la sonrisa. Es la juntada solidaria de zapatillas y útiles escolares para ayudar en el próximo inicio de clases. Como siempre: algo rico para comer y algo nuevo para aprender.
Es fija que te encontrás con los vecinos e iniciás una larga charla mientras la hora se vuela. También es fija que recibís unos cuantos abrazos. La buena disposición de Ivana, la
organizadora de la voz acariciadora, se extiende a todos los feriantes. Si hay algo que caracteriza a los participantes nuevos y antiguos es el deseo de satisfacer tu necesidad. Es que en la
feria hay tiempo para el asesoramiento sobre una determinada crema o sobre la receta que utilizaron para realizar esa pizza integral.
Puede ser que asistas a la feria a buscar algo, a llevar una donación, a reencontrarte con gente linda a mirar objetos originales, a comprar ese aceite mendocino pero seguro llevás algo
más. A mí me sedujo una superbolsa térmica que me permitirá hacer las compras de productos frescos y traerlos impecables, pero también me llevé reencuentros vecinales que embellecen la
vida. Vamos por más Atenea.